El síndrome de la impostora en mujeres

El síndrome de la impostora en mujeres

“Soy una impostora”. El síndrome de la impostora y qué hacer ante él.

“Ten confianza en ti misma” nos han dicho muchas veces cuando hemos sentido dudas y miedos. Pero ¿qué pasa cuando el problema va más allá de simplemente tener confianza en una misma? ¿Qué pasa cuando, sin importar lo bien que nos hemos preparado para las situaciones que enfrentamos, estamos previendo nuestro fallo? Este sentimiento hace parte de la esencia del síndrome de la impostora.

El síndrome de la impostora es una variante muy perversa de la falta de confianza. Este se alimenta de los éxitos que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida. Es decir, mientras más éxitos tenemos, más sensación de duda y ansiedad se tiene con respecto a lo que se ha conseguido. Al conseguir estos éxitos, la persona no se los atribuye a sus habilidades o capacidades, sino a que ha “logrado engañar” a todo el mundo sin ser descubierta y que ha logrado salirse con la suya.

Al igual que este síndrome se compone de aspectos emocionales, también contiene aspectos cognitivos. Las personas que lo padecen suelen tener un sesgo o distorsión cognitiva. Cuando una persona logra un objetivo que se ha propuesto, generalmente lo atribuye a causas internas como sus capacidades, su formación, etc. En el caso de la persona con sentimiento de impostora, los éxitos se atribuyen solamente a causas externas, como la suerte y el azar, que son inestables y que escapan por completo de su control.

El síndrome de la impostora afecta principalmente a las mujeres. Esto es una muestra de aquella herencia social donde la mujer ha sido educada bajo la fragilidad y se le ha otorgado un número finito de quehaceres: cuidados del hogar, reproducción, etc. No ha sido si no hasta relativamente poco que las mujeres han empezado a introducirse en altos mandos, dando lugar a toda una nueva generación donde su papel en la sociedad se expande y se torna visible y esencial para su desarrollo. Sin embargo, siguen estando presentes ciertas creencias educativas que se han venido gestando desde muchos años atrás, lo que crea un caldo de cultivo para las inseguridades de estas niñas y futuras mujeres.

¿Cómo saber si tienes el síndrome de la impostora? Además de las características anteriormente mencionadas, este síndrome es una combinación de una fuerte autocrítica, de una gran duda acerca de una misma y de miedo al fracaso. Estas sensaciones y estilos cognitivos se reproducen en las diversas áreas que componen la vida de una persona. En el trabajo se puede observar cómo esta tiene la necesidad o bien de sobrecargarse de trabajo (haciéndolo contraproducente y destinándose a fallar por la propia sobrecarga) o procrastinar. En lo personal, se caracteriza y se puede manifestar por problemas respecto a la visión del propio cuerpo, acompañado de la creencia de “no estar a la altura del otro”, dudar de los sentimientos de la pareja e incluso pensar que en cualquier momento les pueden abandonar. Estos ciclos viciosos se reproducen en otras áreas como la familia, amigos, estudios, entre otras.

Ahora bien, ¿qué podemos hacer? Pedir ayuda a un especialista siempre es una opción viable para poder trabajar en esos esquemas cognitivos que nos traicionan y nos hacen dudar de todo lo que somos capaces de hacer. No podemos cambiar nuestros comportamientos y pensamientos de la noche a la mañana. Pero podemos ir un paso a la vez. Si sientes que estás perdiendo la confianza en ti misma, siempre puedes hacer una lista con tus logros, sin importar lo grandes o pequeños que hayan sido, y así darte cuenta de todo lo que has conseguido. Así, podremos desarrollar fuentes internas de confianza y fortalecer nuestra capacidad de validarnos a nosotras mismas.